Descubrir y vivir la Argentina es un desafío apasionante. Su vasta geografía guarda innumerables experiencias para los viajeros, quienes no tardarán en advertir los intensos contrastes de un país atravesado por selvas tropicales, montañas nevadas, miles de kilómetros de playas y caminos serpenteantes que nacen y se pierden en valles y quebradas.

A tono con la diversidad de sus escenarios naturales, el país no deja de deslumbrar por su inmensa riqueza humana. La notable influencia de la inmigración europea de los siglos XIX y XX se ha combinado con tradiciones de muy larga data y esta fusión se ha plasmado en expresiones culturales de toda índole.

Ese legado trasciende la bulliciosa y ecléctica Buenos Aires, con su ritmo de tango y su perfil decididamente cosmopolita. Una mirada sobre Argentina reafirma estos contrastes y anticipa el enorme abanico de experiencias posibles.

Allí están los encantos de la Patagonia, con su atmósfera mágica de nieves, bosques y glaciares. O el norte cálido, con pueblos de arquitectura colonial enclavados entre cerros de colores cambiantes.

Argentina es también un destino para aventureros, que se maravillan ante las imponentes Cataratas del Iguazú o se impresionan frente a los majestuosos Andes, que aquí alcanzan su punto más alto.

En este país de paisajes diversos y de climas tan variados como amenos, viven, trabajan y sueñan millones de personas con una actitud abierta y amigable.

Consciente de la riqueza y los contrastes que definen su esencia, la Argentina se perfila cada vez más como una sociedad de puertas abiertas que respeta la diversidad sexual, reafirma el valor de las libertades individuales e invita a los hombres y mujeres de todo el mundo a experimentar plenamente sus múltiples atractivos.